Por: Sandra ´Metalgirl´ Marín
Corresponsal Cavernet Rock
Fotos: Metalgirl
Antes de enrollarme, quisiera contarles que para mí
esta es la agrupación que más he amado desde que ando en el cuento del metal así
que os aseguro que ha sido una experiencia inolvidable, poder volver a ver la Doncella
de Hierro ha sido un placer absoluto. Es la tercera vez que les veo, la primera
en Colombia en 2008. Joder, de solo recordarlo. En ese tiempo para mí, fue un
sueño hecho realidad. Muchos recordarán con amor o desilusión aquel gran día.
La segunda fue en Valencia, en 2010, un desastre. Por eso esta ha sido la mejor
que haya vivido.
Iron
Maiden, agrupación
británica de heavy metal fundada por el bajista Steve Harris allá por el año
1975. No diré mucho más porque a estas alturas hablar de La Doncella y plasmar
toda su vida y su historia en general no me dejaría espacio para hablar del
evento que me interesa contar en estas líneas. En todo caso, heavie que se respete la conoce de pe a
pa así que no diré nada más.
Las entradas estaban en mi poder hacía ya dos meses
desde que anunciaron su gira. El año pasado me fue imposible verles, pues esta
vez no iba a pasar lo mismo por nada del mundo y más aun cuando dicen que esta
sería su última gira tocando canciones de la vieja guardia. Esperé
pacientemente que pasara el tiempo hasta que por fin llegó el gran día. Las
puertas abrían a las 18:00 horas pero lastimosamente no pude, pudimos, llegar
puntuales (cosa rara). Hablo en plural porque iba con mi chico. Decía antes que
lastimosamente porque ingresamos a las 19:00 y ya había empezado Anthrax. Se despidieron con su tan
conocida “Antisocial”. Fue una gran pena pues a estos sí que no les he visto
nunca en vivo.
Buscamos nuestro sitio en las graderías. Estaba
nerviosa, solo pensaba que en tan escasos momentos volvería ver a mi Doncella
de Hierro junto a 15.000 personas ni más ni menos. Era increíble.
Mientras tanto nos deleitábamos con la música de
fondo. “Doctor, Doctor” de U.F.O. y de repente todo a oscuras, se hizo la luz
estremeciéndonos con “Moonchild”. Este fue el primer plato que nos dieron. Yo
gritaba como una loca mientras entrábamos todos en calor. Algo que me pareció de
lo más maravilloso era poder visualizar tema tras tema con los telones de fondo
de Eddie en cada canción. De pronto, “Can I Play With Madness” y “The
Prisoner”, no me lo creía, estar ahí viéndoles junto a tanta gente y con ese
pedazo de escenario tan majestuoso. Luego nos deleitaron con “2 Minutes To
Midnight”, atronador Murray con ese estribillo que me erizaba la piel. Bruce al
micro dedicándonos unas palabras mientras presentaba “Revelations”, canción que
cantó con sentimiento metalero al 100%. No paraba yo de tomar fotos,
sorprendida y mucho más porque por fin llegaba la canción que tanto esperaba,
“The Trooper”. Dickinson balanceaba con fuerza la bandera británica como todo
un comandante llevando su tropa a la cima. Yo estaba emocionada, no sé si tenía
ganas de gritar o llorar, yo qué sé pero mi cuerpo temblaba y los demás se
estremecían siguiendo el compás de los coros. No me lo creía meneando mi cabeza
como nunca. Gers, sorprendiéndonos con sus solos cuando una figura sale de la
oscuridad para anunciar “The Number Of The Beast”. Impresionante ver cómo las
llamas salían en cada “666” y el
calor que se esparcía por todo el recinto cada que gritábamos ¡666!, una
pasada. Increíble cuando vi al fondo del escenario aquella imagen del órgano
fantasmal, me refiero a “The Phantom Of The Opera”. De veras no pensé
escucharla nunca en vivo, pero para mi sorpresa…Este tema me encanta de su
época con Di Anno. Sin palabras. Todo era un sinfín de locura, en el escenario
las llamas que no cesaban. Luego le tocó el turno a la infaltable “Run To The
Hills” y el turno para el Eddie espadachín junto a Gers batiéndose a duelo
mientras la multitud no paraba de gritar. “Wasted Years” fue para morirse, ver
cómo retumbaba la guitarra de Adrian Smith.
Llegaría el momento más esperado, “Seventh
Son Of A Seventh Son”, ver cómo emergía como del más allá Eddie con su pluma y
bola de cristal mientras Dickinson arrodillado daba anuncio al Séptimo Hijo
mientras sus colegas se bañaban en luz azulada. Parecíamos estar en otro mundo,
nuestras almas volando entre la niebla. Fue mágico. De cara a la realidad,
“Wrathchild” y sobrevivir para lo que quedaba por venir, “Fear of the Dark”. El
Bizkaia Arena se venía abajo. Tanta multitud reunida en un lugar donde podíamos
olvidarnos de todo, éramos uno solo. Mientras despertaba de ese sueño escuchaba
“Iron Maiden” con el mismo Eddie de la portada del “Seventh Son” intimidándonos
con el bebé-marioneta en la mano que parecía tomar vida. El público
impresionante cantando “Oh well,
wherever. Wherever you are, Iron Maiden..” con el loco de Janick Gers
animando mientras daba fin a la canción haciendo malabares con la guitarra lanzándola
por los aires.
El momento perfecto, “Churchill´s Speech”, junto a imágenes
del video clip que da nombre a la canción, me refiero a “Aces High”. Se me
erizaba la piel al escuchar esta canción que no podía faltar en su repertorio.
Seguido, “The Evil That Men Do”, Dickinson divertido viéndonos como diciéndote “joder, qué bien se está aquí”.
Lastimosamente todo tiene un fin, en este caso nos dieron de postre
“Sanctuary”, infaltable, no podía gritar más. De nuevo Dickinson y compañía nos
daban la mejor de las despedidas, jugando con los asistentes, haciéndonos
cantar varias veces mientras terminaba la visita de nuestra Doncella de Hierro.
Al final, todos llamaban a Maiden, fue tanto que
parecía caerse el recinto pero no hubo nada más. Solo el poder y la felicidad
que nos dejaron en las almas una vez más. Up The Irons! Metalgirl.
Dedicated to my beloved son,
Anderson.
Sandra ´Metalgirl´ Marín
Corresponsal en Bilbao para el País Vasco y España.