lunes, 16 de octubre de 2023

UN DÍA CARGADO DE EMOCIONES ENCONTRADAS, GUNS N’ ROSES EN COLOMBIA 2022 – Crónica.

Texto + Fotos: Maco, de Lágrimas de Acero
Especial para Cavernet Rock

En un día cargado de emociones encontradas, Karen y yo nos dirigimos al Estadio El Campín de Bogotá el 12 de octubre, donde miles de fanáticos, jóvenes y veteranos del Rock, nos congregamos para presenciar el anhelado concierto de Guns N' Roses. Este evento significaba mucho más que música; era un reencuentro con mi niñez, con mis sueños de infancia y, al mismo tiempo, un tributo a la memoria de mi padre, que había fallecido apenas unos días antes, el 22 de septiembre de 2022.

La idea de asistir a este concierto en medio del luto fue un dilema emocional. Pero con el apoyo incondicional de Karen, decidimos que esta era la manera de honrar mi anhelo de toda la vida y de recordar a mi padre. Era un tributo, una cita con la nostalgia y mis sueños de juventud, un viaje al pasado que aún resonaba en mi corazón.

Pasadas las 6:00 p. m., Aterciopelados subió al escenario y, con sus clásicos como "Bolero falaz," "Florecita roquera," y "Maligno," me permitió evidenciar que para muchos ese sonido es un tesoro nacional. Pero esa es otra historia. Mi mente y corazón estaban ansiosos por el momento que seguía, el momento que había esperado durante casi toda mi vida: ver a Guns N' Roses en vivo. Era el anhelo de mi niñez hecho realidad, la oportunidad de evocar mis raíces, mi amor por la música y cómo mi niñez fue el origen de mi pasión por el Rock.

Incluso en ese instante, recordaba con profunda nostalgia cómo lamenté no haber podido asistir al concierto de Guns N' Roses en 1992, cuando tenía tan solo 11 años, y mis padres no me permitieron viajar a otra ciudad. Aquel día fue un sueño desgarrado por la realidad de la infancia, pero esta noche, en el Estadio El Campín, tenía la oportunidad de redimir ese sueño y teñirlo de emociones frescas y vibrantes.

Las luces del estadio se atenuaron a las 8:00 p.m., y el público rugió de emoción. Inmediatamente, las pantallas desplegaron un video introductorio, y allí estaban, los Guns N' Roses, listos para transportarnos a través de la música. La icónica "It's So Easy" marcó el comienzo de un concierto que duraría casi tres horas, y con ella, una montaña rusa de emociones me envolvió.

Axl Rose, Duff McKagan, Slash y el resto de la banda brillaban ante nosotros. La voz de Axl ha evolucionado con el tiempo, pero su esfuerzo incansable merece nuestro respeto. A pesar de que ya no es el joven rebelde que corría por el escenario, su vitalidad a sus 60 años demuestra por qué sigue siendo uno de los más grandes cantantes del Rock. Cada nota desencadenaba un estruendoso aplauso, y Axl, fiel a su estilo, cambió de chaqueta casi en cada canción.

La música, sin embargo, era solo parte de la experiencia. Las intervenciones instrumentales no dejaron de sorprendernos. Slash, con su inconfundible sonido de guitarra, tuvo momentos de protagonismo que electrizaron a la multitud. Era asombroso ver cómo Axl y Slash, ambos en sus 60 y 57 años, respectivamente, cantaban, tocaban, corrían y saltaban como si fueran adolescentes.

Uno de los momentos más emocionantes llegó con "Civil War," una canción del álbum "Use Your Illusion II" (1991). Dos banderas de Ucrania ondearon a ambos lados del escenario, un claro homenaje al conflicto con Rusia. "I don't need your civil war, it feeds the rich while it buries the poor" (No necesito tu guerra civil, alimenta a los ricos mientras entierra a los pobres), cantamos a coro, con las pantallas mostrando la bandera ucraniana. Fue un grito por la paz en un mundo lleno de conflictos.

 

El concierto de los Guns N' Roses cumplió con creces nuestras expectativas. Canciones icónicas como "Welcome to the Jungle," "Knockin' on Heaven's Door," y "November Rain" estaban en el setlist, y cada una de ellas evocó una era dorada de nuestras vidas. Fue un viaje a través del tiempo, y a pesar de las lágrimas que afloraron, Karen estaba a mi lado, sosteniendo mi mano y compartiendo este momento trascendental.

A medida que la noche avanzaba, mis emociones colapsaron en la parte final del concierto con canciones como "Coma," "Patience," y "Don't Cry," pues se convirtieron en los hilos que tejían mi conexión más profunda con el concierto. "Coma" fue un torrente de emociones crudas que me recordó a la complejidad de la vida y la lucha interna. La intensidad de la música resonaba con la agitación que sentía en mi corazón en ese momento. Luego, "Patience" se convirtió en un bálsamo para mi alma afligida, como si Axl Rose estuviera cantándome palabras de consuelo directamente. En medio de la multitud y las luces, me sentí comprendido, acompañado por las notas que llenaron el estadio. Y finalmente, "Don't Cry" resonó como un mensaje de esperanza, un recordatorio de que, a pesar de las penas y los momentos difíciles, la música y el amor de Karen estaban ahí para secar mis lágrimas. Cada una de estas canciones se convirtió en una parte esencial de mi viaje emocional en esa noche memorable.

Después del concierto, regresamos a descansar al Hotel Tequendama, el mismo lugar que había sido testigo del alojamiento de la banda en su primera visita a Colombia en 1992. En ese hotel, encontramos un vínculo especial con su legado. Este concierto no solo cumplió un sueño de la niñez, sino que también sirvió como un puente entre el pasado y el presente, y como un recordatorio de la trascendencia de la música en nuestras vidas.

El concierto de Guns N' Roses no solo fue un evento musical, sino una experiencia que abrazó nuestras emociones, nuestras raíces y nuestros sueños de juventud. Fue un tributo al pasado, una cita con la nostalgia, una celebración del presente y una promesa para el futuro.

 

Nota del autor:

Escribo esta crónica un año después de vivir el concierto de Guns N' Roses porque, durante ese año, he tenido la oportunidad de procesar y reflexionar sobre el impacto de ese evento en mi vida. Al principio, las emociones encontradas y el duelo por la pérdida de mi padre hicieron que fuera difícil encontrar las palabras adecuadas para describir esa experiencia. Sin embargo, con el apoyo de Karen, mi pareja, y el paso del tiempo, he llegado a comprender la profunda significación de ese concierto.

Como ya lo mencioné, este concierto no fue solo un evento musical, fue un viaje al pasado, una conexión con mis raíces, mis sueños de juventud y mi amor por el Rock. Fue un tributo a mi padre y una oportunidad para sanar y avanzar en el proceso de duelo. Al escribir esta crónica un año después, puedo compartir con los lectores una narrativa más completa y reflexiva, capturando la complejidad de mis emociones y cómo la música, el amor de Karen y la música de Guns N' Roses se entrelazaron para convertir esa noche en un recuerdo eterno.

Espero que esta crónica, para mí evocadora y memorable, permita a los lectores sentir la magia de ese concierto y comprender cómo la música tiene el poder de sanar, conectar con el pasado y celebrar el presente. Mi objetivo es transmitir cómo un evento aparentemente simple puede tener un impacto duradero en nuestras vidas y en nuestra capacidad para superar obstáculos y encontrar la belleza en medio de la adversidad.


Maco . 26 . 06 . 1981
Comunicador Social
Director de Lágrimas de Acero
Cali