Por: Maco
Especial para Cavernet Rock
En
tiempos de COVID-19, los músicos se vieron seriamente afectados en su trabajo
por los estragos que dejan las medidas de distanciamiento social. Poco a poco
se han ido reactivando algunas dinámicas, pero lo cierto es que el panorama
sigue complejo para este sector. Sin embargo, a pesar de toda esta encrucijada,
la música no se silenció.
Durante
este 2020, los músicos aprovecharon las nuevas tecnologías y la virtualidad,
que llegó para quedarse, a favor de su causa: mantener vivo el espíritu de la
música a través de sus canciones. Prueba de ello, es el nuevo álbum de Vanegas Blues, un disco que se
sobrepuso a la pandemia y fue compuesto, grabado y producido en medio de una
cuarentena.
El
proceso de creación comenzó en las manos de Jorge Luis Vanegas, compositor,
guitarra y voz en todos los temas, y con las maquetas listas, este guitarrista
caleño contó con la complicidad de Luccello Pega (Tortugas Azules) en el bajo y
Johan Cobo (Tortugas Azules) en la batería, producción y masterización, para
darle forma a esta humarada combustión de sentimiento Blues en 11 canciones
hechas en casa.
A veces
en la música, pasa como en la gastronomía, nada se compara a esa sazón casera
de esos exquisitos manjares que solo se comen en casa. Duélale a quien le
duela, la música no tiene por qué sonar siempre con la rimbombancia de los
altos turmequés de la producción e ingeniera sonora y, menos ahora, con las
circunstancias que limitan a los artistas a acceder a un estudio de estas
características. Así que, en cierta forma, este es el primer atributo a
destacar de este disco: suena a casa, cuando uno lo escucha se siente uno como
en casa, y es apenas lo esperado para un disco que se hizo en un tiempo en el
que debíamos quedarnos en casa para cuidarnos. Su música nos cuida.
Hablar
de sus canciones sería sesgar la posibilidad de que ustedes mismos puedan
reconocer los sentimientos que cada una de ellas podrá revelar en ustedes
mismos. Solo precisaremos que, en esta ocasión, Vanegas Blues retoma el
arquetipo de su primer disco, para presentarnos canciones sueltas que definen
un todo, pero no llevan un hilo conceptual, como sí lo hicieron Blues de Mi ciudad y Pequeña Voz. Así que al darle play, tendrán la oportunidad
de adentrarse por unas delicadas y diamantinas tonadas de guitarras, que,
acompasadas con el bajo, la batería y la voz, definen la expresión de un blues
eléctrico que aísla la distorsión, no solo de su amplificador, sino de la vida
misma, para contemplar, a fuego de fogata, que nuestros azares pueden ser humo
que se lleva el viento. Si, este disco no cura la pandemia, pero si alegra el
alma.
Por lo
pronto, Humo – Volumen 4, de Vanegas Blues, está disponible en
plataformas digitales y esperando pronto ver la luz en formato físico para
poder apreciar sus canciones a la vieja usanza, en un reproductor de cd. Cuando
esto suceda, podrán incluso admirar el arte del disco diseñado a partir de una
fotografía de quien les escribe, que intervine digitalmente para representar
las sensaciones, emociones e ideas que me sugirió el disco desde la primera
escucha. Describirlas en esta reseña, sería arruinar la poesía que espero puedan
reconocer de mi trabajo.
Algunos
visionarios fueron bendecidos por el humo sobre el agua, la visión de Vanegas Blues lleva en sus raíces ese
mismo humo, ese mismo ímpetu y talento, pero su realidad y camino se ajustan a
la idiosincrasia de la cultura Rock y Blues de este país, que a veces vapulea a
sus propios artistas sin el reconocimiento de su obra y mucho menos favorece
que vivan dignamente de su trabajo.
Aun
así, Vanegas Blues en este disco
existe, insiste y persiste, en una música apasionadamente honesta, para
decirnos entre otras cosas, que la exigüidad no debe gobernarnos porque de lo
contrario “pasan los días y sigue igual”.
"Las Vacas", disponible en YouTube.