Por: Henry Assia
Fotos: H2A
24 años
esperando esta revancha. Una deuda conmigo y con la música: Un concierto con los
Guns N´ Roses.
Desde el martes 22
de noviembre a las 18:00, la ansiedad y los nervios me consumían, luego vi a mi
alrededor cientos de personas con los mismos síntomas; sonrisas e impaciencia.
Después de un
largo pero tranquilo viaje llegamos a nuestro destino, Estadio Atanasio
Girardot de la ciudad de Medellín. El ambiente era el mismo, filas inmensas,
niños, adolescentes, adultos, todos coreando una frase: “Guns N´ Roses”.
Era imposible
tratar de ocultar la alegría, faltaban doce horas para tenerlos frente a
nosotros. Luego de las
diligencias básicas en este tipo de aventura (ducha, comida, etc), regresé al Estadio.
En los alrededores solo sonaba música de los gunners y el clima invitaba a saborear una Pilsen helada y acepto
que fue más de una.
A las 16:00
logro ingresar al recinto y ahí sí sentí que era real. De a poco iba ingresando
el público, las Graderías, Cancha y Preferencias empezaron a quedar
completamente cubiertas. Todo era una reunión
de amigos y veteranos en el medio, todos con la misma alegría.
Llegaron las 20:00
horas, luces fuera y el sonido punk de Marky
Ramone´s Blitzkrieg encendió la fiesta. Fue un concierto fugaz, sin saludos,
frases, agradecimientos, nada. Escuchamos temas clásicos que hicieron grandes a
los Ramones en su época y que con algo de nostalgia, pudimos disfrutar. Pero no
podíamos esconder la emoción, estábamos ahí por ver a Axl, Slash, Duff y los
nuevos integrantes. El escenario inmenso, impresionante, pantallas increíbles y
un sonido que auguraba grandes cosas.
Se llegó el
momento, 21:00 horas, música de Looney Tunes, sonidos de disparos con
movimiento de los logos en las pantallas, escaleras iluminadas, intros y por
fin, anuncian la entrada de la banda. “It’s So Easy” fue el tema que escogieron
para iniciar el show, luego “Mr. Brownstone” y un par del Chinese Democracy. Fue ahí cuando mi juventud y parte de mi
infancia llegó a mi mente en un segundo; “Welcome To The jungle”, mi canción
favorita (junto a “Estranged”) empieza a
sonar y no pude contener las lágrimas, pero la alegría fue mayor al ver que no
era el único con esa reacción. Fueron dos horas y cuarenta minutos donde nos
sorprendieron con canciones como “Double Talkin´ Jive”, “Rocket Queen”, “Wish You
Were Here” (de Pink Floyd, en versión instrumental) y “El Padrino”, entre
otras, y ya en la parte final del concierto, otra sorpresa. Todos esperábamos “Don’t
Cry” y “Paradise City” para el cierre, pero antes de eso sonó una locomotora y “Nightrain”
levantó de un salto a todo el público.
Fue una noche
mágica. Axl con algunos kilos de más, Slash
impecable como siempre, Duff muy conservado y con la voz intacta, Dizzy excelente
y un complemento de músicos bastante versátiles que no dejó detalles sueltos.
Terminó la noche
con “Paradise City”, fuegos artificiales y alegría desmesurada en todos los que
estuvimos allí. Faltó “Patience” pero “Coma”, “Estranged” y “Nightrain”, la
suplieron con lujo de detalles.