Por: Juan Carlos Calle González
Especial para Cavernet Rock
Total Desaster Metal Fest
18 . 04 . 2015
Alterno Bar, Cali
En la madrugada del 19 de abril se subió a la tarima de Alterno Bar en la ciudad de Cali la banda suiza Coroner para brindar a un aforo de unas 200 personas un magnífico concierto cargado de sonidos no convencionales para una agrupación a la que usualmente se le encasilla dentro del subgénero del metal, como thrash.
Aproximadamente
a la 1:30 de la mañana y en el marco del festival de música Total Desaster
Metal Fest acompañado del Festival Thrash la Unión, el trío compuesto por Ron
Broder, Tommy Vetterli y el debutante en Colombia en la batería Diego Rapacchietti, así como el
músico itinerante de la banda Daniel Stoessel, quien se encarga de un activo
trabajo en teclados y secuencias sintetizadas, cerró este festival que
precedió a un nutrido cartel de bandas nacionales con sonidos similares.
Para
relatar mi experiencia personal como asistente al recital de los suizos, debo
hacer un salto en el tiempo y remontarme a 1997, que fuera el año en que conocí
parte de la discografía del trío alpino.
Cursaba
noveno grado en un colegio que odiaba por su capacidad cercenadora de las
aptitudes artísticas de algunos de sus estudiantes, pero que ciertos individuos
como yo, usábamos los resquicios del plantel educativo para hablar y escuchar
de lo que nos apasionaba: Metal.
Así
que uno de estos chicos, de cuyo nombre no tengo memoria, sacó de su morral un
disco en formato CD con una perturbadora imagen de tres tipos delante de un
fondo azul iluminados únicamente en sus ojos y haciendo una representación
corporal onírica lograda con el movimiento de sus rostros de un lado a otro y
capturada con una alta exposición en tiempo de la cámara fotográfica. Se
trataba entonces de un álbum compilatorio lanzado por la banda en 1995 para
cumplir con una última cláusula contractual de su antiguo sello discográfico
llamado Noise Records.
Así
que relegados a un rincón del colegio por ser políticamente incorrectos y no
tan aceptados socialmente, este chico, un par más de otros grados y yo,
comenzamos a disfrutar del bajo de Broder y los delirantes arpeggios de Vetterli. Empezaba entonces la necesidad de ir un poco
más atrás en su música y descubrir de qué estaban hechos los helvéticos.
Volviendo
al 18 de abril de 2015, en una inusual fría noche caleña, arribé junto a un
grupo de amigos con la expectativa enorme de ver a Coroner por fin en vivo y
mucho mejor, sin tener que viajar a otra ciudad, porque a un tipo se le ocurrió
que podría funcionar traerlos a Cali. Desconozco si funcionó monetariamente
para el empresario organizar el evento, pero para mí y los que me acompañaban,
funcionó perfectamente.
Habiendo
visto un par de bandas nacionales, soportando las falencias sonoras a las que
uno ya está acostumbrado en este tipo de conciertos, y estos grupos también,
dieron paso a los mencionados músicos suizos.
No
quiero profundizar en lo tarde que comenzó el concierto, pues la verdad no me
importaba, yo quería ver por fin a Coroner. Ayudados de lo que parecían 3 roadies ajustaron sus instrumentos
meticulosamente y más de lo usual para una banda veterana. Aunque debo escribir
en este espacio que es más que comprensible dada la complejidad de sonidos
melódicos y por otro lado, es que no hacen muchas giras, de hecho, Coroner
retomó sus ensayos solo hasta 2011, 16 años después de su última publicación
discográfica, esto debido a factores que se salen de nuestra comprensión.
No
hubo nada de parafernalia en el inicio de su show, no hubo nada fuera de lo
común, solo se subieron al escenario y comenzaron a tocar. Lo sorprendente es
la manera en que lo hicieron y de eso sí me entusiasma escribirles.
Tommy
Vetterli comenzó a sonar sus primeros acordes acompañado de los ruidos
sintetizados de Stoessel con el oscuro corte de su álbum autodenominado “Coroner”, “Golden Cashmere Sleeper Parte
1”, que por demás avasalló mis oídos sumergiéndome en una visión cargada de
plañideras coladas en Medicina Legal.
Acto
seguido, aceleraron el tempo con “Divine Step”, devolviéndonos a 1991 y demostraron
sus virtudes melódicas y arpeggios
voluminosos en una oleada de thrash digno del continente que representan,
mezclados luego con golpes de batería bastante acompasados en una marcha
cadenciosa y divina en “Serpent Moves”.
Tiempo
para hablar y agradecer al respetable con un inglés seco, dándonos la
bienvenida a la horda de metaleros que asistimos a su recital para impactarnos
de inmediato con “Internal Conflicts” de su aclamado y último disco en el año
93, “Grin”. Ron Broder cantó muy
bien.
Continuó
la esperadísima “D.O.A.” y el auge del público se lo hizo notar a la banda, así
como lo hizo cuando descargaron “Son of Lilith” de ese tremendo disco llamado “Mental Vortex” y en seguidilla tocando “The
Lethargic Age”, “Semtex Revolution” y “Tunnel of Pain”, ésta última del trabajo
discográfico que más he disfrutado de su discografía, “No More Color”. Buena ejecución en la guitarra con efectos y
texturas sintetizadas que ayudaban a crear una atmósfera no tan cruda, sino más
bien elaborada de un thrash bien definido y con sello propio, como los quesos o
los chocolates de su madre patria.
“Status:Still
Thinking”, de nuevo haciendo presencia el álbum “Grin” y una voz potente de Broder, seguro con sus cadenciosas
líneas de bajo que depositaban toda la confianza al público de una veterana
banda de músicos que sin proponer una música muy ostentosa, lograron dejar una
muy buena sensación de virtuosismo y madurez sonora.
Así
pues, con “Metamorphosis” reafirmaron su buena condición musical y le dieron su
merecido a quienes pensaban que la banda estaba oxidada.
Como
castigo a la decadencia nos regalaron la obligada “Masked Jackal”, que siempre
suena bien y es fácil de corear, finalizando su acto con la canción “Grin
(Nails Hurt)” antes de un necesario Encore, pues como fanático de la banda, se
me hizo muy corta su presentación, ya que quería que tocaran hasta el amanecer.
Los
asistentes no se resignaban a dejarlos ir porque pedían a gritos “Reborn Through Hate” y así lo hicieron, luego para la
despedida definitiva, sentí que me dieron gusto con la canción “Die By My Hand”,
de lejos lo mejor que tiene Coroner para mi gusto personal.
Me
quedó una buena sensación, quedé contento, fue un setlist justo, casi de 2
horas.
Debo
anotar que su nuevo baterista es efectivo, nada pretencioso, pero preciso y
tiene lo que se necesita para una banda de estas características. Lo hizo bien.
Me hizo mucha falta la interpretación de temas como “Shifter”, “Last
Entertainment”, “Read My Scars” y “Der Mussolini”, entre otras. Aunque,
aduciendo a la sinceridad, sí creo que tocaron “Read My Scars”, pero en
realidad no lo tengo bien presente.
Me
gustó el evento, no me gustó la impuntualidad del mismo pero quisiera que los
Odines y Quijotes que organizan este tipo de fiestas las sigan haciendo, los
insto a que perseveren en sus pretensiones musicales, sé que mucha gente
seguirá apreciando este tipo de espacios. No sabes qué banda te pueda
sorprender aquí mismo en tu ciudad.
Juan Carlos Calle González
14 . 04 . 1980